La publicación de libros de autores pereiranos de
otras épocas es un primer paso para comprender mejor el pasado y la manera como
esos autores y los lectores de entonces concibieron o disfrutaron la
literatura. También es un modo de acercarse a lo que esos pereiranos apreciaron
como valores estéticos representativos o como forma de vida ejemplar. Ese es
precisamente el mérito que tienen los libros ganadores del Concurso de
Escritores Pereiranos, en la categoría de Obra inédita de autor fallecido, que
próximamente publicará en diciembre el Instituto Municipal de Cultura y Fomento
al Turismo. Se trata de “Crónicas de Eme Zeta”, de Emilio Correa Uribe, y
“Poesía Reunida 1902-1929”, de Julio Cano Montoya.
Emilio Correa Uribe nació el 10 de junio de 1904 en
la población de Rionegro Antioquia, en el hogar formado por el doctor Ramón
Correa y doña Manuelita Uribe. Son sus hermanos Arturo, Eduardo y
Pastorita.Hizo sus estudios en Manizales, Armenia y Pereira. En 1917, cuando
sólo contaba 13 años, fundó el semanario literario Brotes, que se editaba en la Tipografía Pereira. En 1925, fundó la
revista literaria ilustrada Variedades
que apareció hasta 1929, año en el cual decidió la fundación de El Diario, primero de esa naturaleza que
circuló en Pereira y que se imprimió hasta 1987.
Correa Uribe también se desempeñó como diputado en
la Asamblea de Caldas, en los años de 1935, 1936,1943 y 1944. En esos años
publicó el libro “Desde la barra”, con el seudónimo de Mr. Jhon. Fue asesinado
por “pájaros” junto con su hijo Carlos, el 8 de julio de 1955, en inmediaciones
del municipio de Obando, Valle del Cauca, mientras regresaba desde Cali a
Pereira. Su crimen conmocionó a Colombia entera y las protestas de los
diferentes directores de periódicos por la complicidad del Gobierno del General
Gustavo Rojas Pinilla, tuvo como consecuencia el cierre por dos años del diario
de El Tiempo, de Bogotá.
En el libro “Crónicas de Eme Zeta se recoge una
selección de las crónicas incluidas por Correa Uribe en las publicaciones que
dirigió, algunas de ellas siguiendo el estilo de Luis Tejada, de quien fue
contertulio durante sus estadías en Pereira, a finales de la década de 1910.
Para la profesora, investigadora y experta en historia del periodismo
colombiano Mariluz Vallejo, las crónicas de Emilio Correa Uribe “reúnen todos
los rasgos del género moderno: temas minúsculos nacidos de la cotidianidad, de
las noticias de prensa, de la observación;
apuntes sobre los cambios de costumbres de la sociedad rural a la
urbana; de los nuevos roles de la mujer; lenguaje ricamente castizo que combina
formas cultas y coloquiales para crear el clima distendido de conversación;
referentes de la tradición oral; vivos retratos de tipos populares de la aldea;
toque irónico y filosofía encapsulada en frases sentenciosas de este tenor: “Todo hombre que fume es bueno”.
Julio Cano
Montoya
Por su parte, Julio Cano Montoya nació al parecer en
1877, sin que pueda precisarse si esto ocurrió en Pereira o en alguna población
antioqueña. Julio fue el tercero de los doce hijos del matrimonio de
Delfín Cano Uribe y Camila Montoya Arbeláez. Don Delfín,hermano medio del
fundador del periódico El Espectador,
Fidel Cano Gutiérrez, fue el primer hombre con conocimientos científicos en
medicina que se radicó en la ciudad, pese a no haberse graduado de ninguna
academia. Julio Cano siguió los pasos de su padre en la medicina y se convirtió
en dentista, oficio que desempeñó en poblaciones como Armenia, Cartago y por
supuesto, Pereira. Nunca contrajo nupcias y no dejó descendencia alguna. Su
fallecimiento, producto del Bacilo de Koch,ocurrió 16 de diciembre de 1929, en
su casa de habitación ubicada en la carrera séptima entre calles 22 y 23.En ese
entonces la ciencia no había desarrollado todavía una vacuna para esa
enfermedad, por lo que se presume que para
evitar la propagación de la enfermedad sus familiares debieron apresurarse a
arrojar al fuego sus objetos personales y sus escritos, pues de estos últimos
no es posible hallar alguna noticia posterior.
Desde entonces el reconocimiento
y la fama de este hombre, a quien solamente Luis Carlos González Mejía le
ganara el honor de ser el poeta de Pereira, se han reducido a las escasas
menciones de su nombre como el autor de la letra del himno que la ciudad adoptó
mediante el acuerdo 39 del 19 de octubre de 1923. Un honor que por desgracia no
da plena cuenta de la importancia de don Julio Cano para nuestras letras, en
las primeras tres décadas del siglo XX.
Los poemas reunidos en el libro
“Poesía reunida 1902 – 1905” fueron publicados originalmente en El Esfuerzo,
Polidor, La Palabra, Bien Social, Variedades y El Diario, todas publicaciones
pereiranas de las primeras dos décadas del siglo XX. A algunos de esos poemas, el autor les puso
fecha. Los primeros datan de 1902, y los últimos, presumiblemente, fueron
escritos poco antes de su muerte.
De Cano escribió Hugo Ángel
Jaramillo en su libro “Pereira, proceso histórico de un grupo étnico
colombiano” (1982):“El valor de la obra poética de Julio Cano nunca se ha
evaluado en nuestro medio, tal vez porque sus versos no fueron aglutinados en
un libro, o bien por el poco interés de investigación sobre la vida y la obra
del poeta. El bagaje cuantitativo de su obra fue muy vasto y dada su aceptable
calidad lírica, aunque tiene altibajos en su contexto, podemos ubicar a Cano
como el poeta de más estructura hasta los años treinta”.
En la poesía de Julio Cano
están nuestras raíces literarias.
Loable la decisión del
Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo de incluir estas obras en
la Colección de Escritores Pereiranos y contribuir así a la preservación del
patrimonio literario e histórico de la ciudad.